jueves, 18 de junio de 2015

Clasificación de los Tipos de Piel y sus Implicaciones en Dermatología Cosmética

     Hace aproximadamente cien años, Helena Rubinstein se convirtió en la primera persona en clasificar la piel en cuatro tipos: seca, grasa, combinada y sensible. Esta clasificación ha quedado rezagada en relación a los avances científicos actuales. En lugar de un simple rango de cuatro tipos de piel, el nuevo sistema creado por la División de Dermatología Cosmética del Departamento de Dermatología y Cirugía Cutánea de la Escuela de Medicina Miller de la Universidad de Miami, Florida, USA. comprende 16 tipos de piel diferente que se evidencian de la identificación de cuatro parámetros: seca vs grasa; sensible vs resistente; pigmentada vs no pigmentada; y con arrugas vs estirada (sin arrugas).

Nuevos Tipos de Piel, Fuente: (Baumann, Amini, & Weiss, 2005)

"Piel seca" es una expresión que se refiere a la piel de coloración grisácea a blanca, de textura áspera que se ca­racteriza por un elevado número de crestas. La función del estrato córneo es fundamental al considerar la piel seca. Los defectos en esta barrera conducen a la pérdida de agua trans-epidérmica (TEWL) (Transepidermal Water Loss). Substancias como detergentes, acetona, cloro y otros químicos, así como la inmersión prolongada en agua y factores ambientales, también pueden alterar el estrato córneo. Para que la ba­rrera cutánea funcione adecuadamente, sus componentes principales, tales como ceramidas, ácidos grasos y colesterol, deben estar balanceados apropiadamente.Los bajos niveles en la producción de sebo no son infre­cuentes en personas con piel seca, poros pequeños y sin antecedentes de acné. Las personas con este tipo de piel la tienen seca y resistente (tipo DR) (Dry, Resistant). Las personas con piel tipo DS (seca/sensible) (Dry, Sensitive), presentan la piel muy reseca y sensible, y frecuentemente experimentan eritema y prurito, probablemente como resultado de alte­raciones en el estrato córneo, tales como pérdida de agua trans-epidérmica (TEWL) y un incremento en la susceptibi­lidad de respuesta a alergenos, desarrollo de erupciones y dermatitis. Las personas con un puntaje bajo en las escalas D/O (seca/grasa) y S/R (sensible/resistente), presentan una piel discretamente seca y sensible, manteniendo el estrato córneo intacto, pero con disminución del NMF y/o de la secreción de sebo.

Las personas cuyas pieles son discretamente grasas, y que se encuentran entre S (sensible) y R (resistente), típicamente tienen intacta la barrera cutánea, y además mantienen niveles óptimos de NMF y de secreción de sebo. Las personas con piel tipo OR (grasa/resistente) rara vez sufren de acné. Aque­llos con piel discretamente grasa o muy grasa pero sensible probablemente sufren de acné o rosácea, pero son capaces de tolerar tratamientos tópicos que los tipo DS no pueden.
Las pieles resistentes tienen el estrato córneo fuerte, lo cual confiere protección a las células cutáneas, evitando la penetración de alergenos y otras sustancias irritantes, rara vez desarrollan acné y/o eritema (a menos que sea quemada por el sol).

Más del 40% de la gente dice tener piel sensible, siendo el grupo de las mujeres sanas premenopáusicas el que presenta esta queja con mayor frecuencia que cualquier otro grupo demográfico. Es complicado encontrar el producto ideal para condiciones particulares de las pieles sensibles, ya que existen cuatro subtipos muy diferentes: tipo acné, tipo rosácea, tipo punzante y tipo alérgico. la mayoría de los pacientes con piel tipo S, con quejas frecuentes de alergias en la piel, pueden ser también catalogados como tipo D (seca).

En cuanto a la piel pigmentada se evalúa la predisposición a desarrollar manchas hiperpigmentadas no deseadas en la cara y tórax anterior. Existen varios tipos de estas manchas que generan preocupa­ción en los pacientes, incluyendo melasma, léntigos solares, efélides, queratosis seborreicas, nevus, lunares, etc.

Sobre la piel arrugada, este es el único parámetro de los tipos de piel en el que los individuos ejercen un control significativo. Esto quiere decir que aunque la persona no puede alterar el componente genético del envejecimiento cutáneo, sí puede cambiar su actitud con el fin de reducir el riesgo de contribuir con los factores externos que promueven dicho envejecimiento, tales como fumar, exceso de alcohol, nutrición deficiente y, lo más importante, la exposición solar. (Baumann, Amini, & Weiss, 2005)

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