viernes, 19 de junio de 2015

Los Antioxidantes y sus Efectos en la Piel


     Para sobrellevar el daño potencial de los radicales libres, las células han desarrollado mecanismos para neutralizarlos a especies no reactivas. Entre ellas se encuentran las moléculas quelantes de metales y las enzimas que metabolizan a los radicales libres participan en la regeneración de antioxidantes naturales y/o de agentes reductores. Los sistemas antioxidantes en el cuerpo son muchos y muy variados, arreglados en varias capas que ayudan a proteger contra los varios tipos de radicales libres.

     Una parte importante de este sistema de defensa intracelular lo llevan a cabo las enzimas antioxidantes. La superóxido dismutasa, la catalasa, la glutatión peroxidasa y otras enzimas son ejemplos de la importancia que tienen los sistemas antioxidantes en una piel sana. Además de las enzimas, existen moléculas de tamaño pequeño que actúan como antioxidantes en sangre y otros líquidos corporales.

     Pueden ser de dos clases: liposolubes e hidrosolubles. Las primeras se localizan en las lipoproteínas de las paredes celulares y las segundas, solubles sólo en agua, se encuentran en sangre y líquidos intersticiales. Las moléculas hidrosolubles más importantes son la vitamina E, la coenzima Q10, los betacarotenos y el selenio. Una forma de mitigar los efectos de estos agresores de la piel es aumentando los niveles de antioxidantes en el cuerpo a través de una suplementación oral. Varios estudios animales y humanos han comprobado que la ingesta de cantidades apropiadas de antioxidantes, especialmente de las vitaminas A y E, confiere efectos protectores contra el daño por radicales libres.

     Hay un estudio que muestra que si bien la eficacia de un solo antioxidante en la prevención de foto-daño es mínima, cuando se combinan dosis adecuadas de vitaminas A y E junto con carotenos y coenzima Q10, se puede retrasar el daño celular causado por la luz UV y otros agentes externos como la contaminación mabiental y el cigarrillo e incluso prevenir el eritema asociado a este daño.

     Estudios recientes apoyan el uso de antioxidantes orales para contrarrestar el daño oxidativo en los lípidos y proteínas de la piel constatando la disminución de un 40% en la actividad oxidativa del suero de 50 voluntarios expuestos al sol y que previamente había estado bajo suplementación oral con antioxidantes durante ocho semanas. En piel también hubo resultados positivos, entre ellos, un 60% de aumento en la hidratación y un 40% de aumento en la cantidad de los llamados lípidos superficiales de la piel. (Familiar, 2007)

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