jueves, 18 de junio de 2015

Envejecimiento Cutáneo

     Para una mejor comprensión de este fenómeno, es de gran utilidad profundizar en el conocimiento de la fisiología de la piel y de los mecanismos que entran en juego en el deterioro que acompaña a la edad.

Manchas en la Piel

     La piel es el órgano más extenso del organismo y responsable de nuestra apariencia externa. Está formada por células, fibras y matriz extracelular. Biológicamente podemos decir que los años traen consigo una disminución del número de células, de fibras de colágeno y de elastina e importantes alteraciones en la matriz extracelular. Esto provoca la merma del grosor de la piel y de su capacidad de renovación y reparación, especialmente motivada por la menor producción de factores de crecimiento y acúmulo de radicales libres. Además, la mala circulación trae consigo una disminución del aporte nutritivo y de las secreciones glandulares (ecrinas, apocrinas y sebáceas) y retención de líquidos: La piel se deshidrata y tienda a la descamación, se hace más laxa y pierda tersura, se forman arrugas y aparece la flacidez, el descolgamiento y la atrofia tisular, principalmente, del tejido graso subcutáneo, muscular y óseo.

     Como consecuencia de todo lo anterior aumentan las alteraciones cutáneas como manchas pigmentadas, queratosis senil, verrugas seborreicas, nevus, etc. El conjunto de estas modificaciones provocan un aspecto cansado, senil y, con frecuencia, se acompaña con la pérdida de seguridad y rechazo de la propia imagen.

     En el deterioro que acompaña al envejecimiento cutáneo intervienen dos tipos de fenómenos: unos genéticos (innatos) y otros debidos a agentes externos.

     La experiencia clínica afirma, sin duda, que el componente congénito es la causa más importante de la flacidez de la piel y de las partes blandas de la cara: se heredan las características físicas de la piel. Entre los agentes externos el sol es el más perjudicial: El daño actínico crónico es la causa del fotoenvejecimiento de la piel (elastosis) y se caracteriza por la acumulación de fibras elásticas deterioradas producidas por fibroblastos cuyo material genético ha sido alterado por los rayos ultravioleta (UV).

     El tabaco es otra de las causas de envejecimiento cutáneo puesto que induce la formación de radicales libres y disminuye el nivel de defensas antioxidantes provocando alteraciones histológicas similares a la elastosis. (Arquero, 2005)

Una vez se ha diagnosticado el tipo de piel, se puede establecer una terapéutica basada en la nutrición cutánea. Es importante tomar en cuenta los hábitos alimenticios, acompañar la dieta con complementos vitamínicos y antioxidantes, tales como: el Pycnogenol y la Coenzima Q10. El tabaco por su alto nivel de toxicidad aumenta la creación de radicales libres y aunado a esto el contacto del humo con la piel del rostro, el cuello y las manos contribuyen a su envejecimiento

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