En las últimas dos semanas he compartido con ustedes el tema sobre el acné y los tratamientos estéticos para controlarlo, nos hemos paseado por aspectos como definición, causas, localización, formas clínicas o grados de acné y recomendaciones de tratamientos estéticos específicos a realizar por personas capacitadas para tal fin. En esta oportunidad para cerrar el tema, compartiré con ustedes algunas orientaciones terapéuticas generales.
Debido al exceso de grasa, la personas con acné tienden a lavar la cara con o sin jabón frecuentemente, he atendido personas que refieren hasta 8 veces al día. Este acto compulsivo, apenas retira la parte grasa superficial, que es restaurada después de 5 minutos, ya que con la estimulación por el frotado con las manos se han estimulado las glándulas sebáceas a que drenen más sebo. Por lo tanto es recomendable lavar el rostro solo dos veces al día, al levantarse y antes de dormir, y usar una loción hidratante para controlar la grasa. El acné no es causado por suciedad.
Otro aspecto clave son los productos o sustancias comedogénicas (a base de grasa) que se usan en el rostro (pomadas, cosméticos, maquillaje, filtros solares y otros medicamentos), los cuales tendrán, obviamente, más efecto en las personas con piel acnéica. Estos productos, al no ser los indicados, inducen a la formación de comedones de forma abundante en la piel, creando así lesiones acnéicas. Por lo tanto todos los productos a usar deben ser con base de agua y deben especificarlo, o en su defecto decir: libre de grasa, no comedogénico o en inglés “oil free”, además bajo la presentación de lociones o gel. Esto último, también es aplicable a los productos para el cabello, los cuales deben lavarse frecuentemente y evitar dejarlos en contacto con el rostro.
En cuanto al acto de afeitarse, los hombres con acné deben lavarse primero la zona con jabón antiséptico y agua caliente, de modo suave, con la menor frecuencia posible por la misma área; para eso es necesario garantizar que la hojilla esté cortante, la cual debe ser lavada con abundante agua caliente al finalizar.
Finalmente, respecto a la alimentación, es bastante controversial su papel, puesto que con todo lo que he leído, se han realizado muchos estudios donde las personas modifican drásticamente el consumo de grasa y carbohidratos, y no se han mostrado cambios significativos del acné. Lo que si disminuye es el exceso de sebo, ya que se altera la composición del mismo en función de la dieta diaria, incluso hay artículos que refieren hasta un 40% menos de excreción.
El acné no es consecuencia de un disturbio alimenticio y las opiniones varían en cuanto a la importancia de su control, sin embargo, se sabe con seguridad absoluta que la dieta alimenticia por sí sola no lo controla. En todo caso, si la persona considera que la ingestión de algunos alimentos en particular empeora la condición, la recomendación más expedita es evitarlos.
En conclusión para controlar el acné es indispensable contar con un tratamiento médico especializado oral o tópico, autocuidados específicos de la piel y tratamientos estéticos periódicos como extracción de comedones a través de limpiezas profundas de cutis, Microdermoabrasión o peeling con ácido retinóico, glicólico o salicílico.
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